lunes, 27 de febrero de 2012

La estrella que no debería existir

Se ha encontrado una estrella que según las actuales teorías no debería existir

El pasado mes de septiembre, un equipo de astrónomos europeos usaron el Very Large Telescope del European Southern Observatory (ESO) y localizaron una estrella en la Vía Láctea que según las actuales teorías cosmológicas no debería existir.

La estrella SDSS J102915+172927 se caracteriza por tener la menor cantidad de metales (elementos más pesados que el helio) hasta ahora observados en una estrella. Tiene una masa inferior al Sol (0,8 masas solares) y está formada casi exclusivamente por hidrógeno y helio.

Las actuales teorías y observaciones sostienen que el Universo primigenio se componía de elementos ligeros como H (75%), He (25%) y trazas de litio (Li). El resto de elementos pesados se fueron creando posteriormente en las estrellas. Las explosiones de supernovas difundían el material por el medio interestelar y por tanto las nuevas estrellas se formarían a partir de un medio más enriquecido en metales.

La SDSS J102915+172927 tiene unos 13.000 millones de años y por tanto se formó cuando el universo (13.700 millones de años). Su proporción de metales es 20.000 veces inferior a la del Sol. En teoría, una estrella con tan poca masa y esa composición en metales no debería de existir porque las nubes del material donde se formaron nunca se podrían haber condensado. Pero otro dato sorprendente es que la proporción de Li es 50 veces inferior al esperado.

Con todo esto, surge la necesidad de replantear los modelos actuales sobre la formación de las primeras estrellas y trabajar en procesos que expliquen cómo se puede consumir el Li a lo largo de la evolución de las estrellas
Los científicos señalan que probablemente esta estrella no sea única y actualmente se están identificando más estrellas con una cantidad de metales similar.

Autora: Nuria Guijarro López, alumna del Máster en Astronomía y Astrofísica de la VIU, curso 2011/2012.

miércoles, 22 de febrero de 2012

miércoles, 15 de febrero de 2012

lunes, 13 de febrero de 2012

Mitos sobre la estrella Polar para no perder el Norte

Desde el colegio nos enseñaron que, si nos perdíamos en el campo, buscáramos musgo en las piedras y la Estrella Polar en el cielo, para encontrar el Norte. Conocer esta dirección es útil también para otras actividades como por ejemplo navegar.

Existen algunos mitos que bienintencionadamente nos contaron los adultos en la infancia, que lo son por no corresponderse totalmente con la realidad.

Primer Mito: la Estrella Polar señala el Norte.
Es un mito porque, si nos situamos en el Polo Norte o Polo Sur terrestres, la Polar no indica
dirección geográfica alguna, sino la Vertical del Lugar. Por otro lado, en el Hemisferio Sur, la Polar marca el Sur, no el Norte. Además, si nos situamos en el Ecuador terrestre podemos observar simultáneamente las dos estrellas polares: la del Norte y la del Sur.

Segundo Mito: la Estrella Polar es una estrella concreta de la Osa Menor.
La Estrella Polar no es única, hay una para el Hemisferio Norte y otra para el Hemisferio Sur.
Además, si viviéramos lo suficiente, veríamos cada "estrella polar" de una época concreta, en el Hemisferio Norte, desplazándose circularmente en sentido horario en ciclos de 26.000 años, a causa de la Precesión de Equinoccios. La Precesión se debe a la atracción del Sol, la Luna y los Planetas sobre el abultamiento ecuatorial terrestre.
Actualmente la Estrella Polar del Hemisferio Norte es Polaris, estrella alfa -o más brillante- de la Osa Menor; hace 4.000 años fue alfa Dragón, y dentro de 12.000 años será Vega.

Vista actual del cielo nocturno de Quito, Ecuador, donde se observan simultáneamente dos Estrellas Polares: la del Hemisferio Norte y la del Hemisferio Sur.
Autora: Ángela González Rodríguez, alumna del Máster en Astronomía y Astrofísica de la VIU, curso 2011/2012.

lunes, 6 de febrero de 2012

Deseamos a nuestro Universo felices 13.700 millones de años

Cómo podemos conocer la edad del Universo?

Para indagar el tiempo de existencia de cualquier objeto, primero debemos determinar cuándo fue creado o cuándo se formó, tarea nada fácil al tratarse del universo; aunque gracias a investigaciones realizadas para explicar su origen y evolución, se logró consolidar un modelo científico llamado: “Big Bang” (gran explosión).

Actualmente se acepta la teoría del Big Bang, gracias a algunas pruebas observadas y medidas, como es el caso de la expansión del universo y de la radiación cósmica de fondo (RCF), evidencias de un universo antiguo más caliente y denso que el actual.

Por lo tanto si la humanidad puede observar y medir con precisión la temperatura de la RCF, se hace posible llegar a saber la antigüedad del universo y conocer el tiempo necesario para enfriarse y alcanzar la temperatura actual.

Buscando conocer esto, el 30 de junio de 2001 la NASA envió una sonda al espacio llamada WMAP (Wilkinson Microwave Ansiotropy Probe), que midió la temperatura de la RCF, hizo un mapeo de todo el cielo y estimó la edad del universo en 13.700 millones de años, con un posible error de 200 millones años.

Es preciso aclarar y tener en cuenta que este modelo se acepta en la actualidad de acuerdo a las pruebas existentes, pero posiblemente en el futuro otros modelos científicos y diferentes observaciones nos presenten otra edad.

Foto de nuestro universo cuando apenas era un bebe de 380.000 años de edad. Imagen proyectada de todo el cielo mostrando en falso color las fluctuaciones de temperatura de la radiación cósmica de fondo obtenidas por el WMAP durante 5 años. La temperatura promedio es de 2.725 grados Kelvin (equivalentes a -270 grados centígrados o -455 grados Farenheit). Los colores representan pequeñas variaciones de temperatura. Las regiones rojas representan las regiones más cálidas y las azules son las más frías, con una variación de 0.0002 grados. Créditos: Equipo científico de NASA/WMAP (http://map.gsfc.nasa.gov/news/5yr_release.html)


Autor: Gabriel González, alumno del Máster en Astronomía y Astrofísica de la VIU, curso 2011/2012.