martes, 26 de marzo de 2013

La NASA consternada: su telescopio FERMI ha detectado un bebé chillón dentro de una residencia de ancianos

El pasado 3 de noviembre 2011, la revista Science publicaba el hallazgo: el equipo del telescopio espacial de rayos gamma FERMI revelaba el descubrimiento de un brillante y enérgico púlsar de una edad inusual.

Un púlsar es lo más parecido a un agujero negro que podemos observar. Se trata de una estrella de neutrones, el cadáver de una explosión de supernova, girando sobre sí mismo a toda velocidad, al tiempo que emite “luz”. Con un tamaño similar al de una gran ciudad, una cucharadita de púlsar pesaría más que todo el monte Everest. Nuestro protagonista, al que han llamado PSR J1823-3021A, rota extremadamente rápido: 200 vueltas por segundo.

Se encuentra dentro de uno de los 160 cúmulos globulares que orbitan nuestra galaxia; en concreto, en el NGC 6624, de unos 10.000 millones de años de edad, a unos 27.000 años luz de distancia y visible hacia la constelación de Sagitario.

Este descubrimiento desafía las teorías existentes acerca de cómo se forman estos objetos. Estos púlsares tan rápidos (de milisegundos) tienen una antigüedad de unos 1.000 millones de años; sin embargo nuestro “bebé chillón” cuenta tan sólo con 25 millones. 

Imagen. Sobre el plano de la galaxia, el círculo verde indica la posición aproximada del púlsar J1823-3021A, un objeto que “palpita” 184 veces por segundo, lo que supone unas 11.000 rpm.
 Autora: Josefa Poveda García, alumna del máster en Astronomía y Astrofísica (VIU), curso 2012/2013.

martes, 12 de marzo de 2013

Una versión en miniatura del Nilo, en Titán.


Titán es el satélite más grande de Saturno, y uno de los pocos cuerpos rocosos del Sistema Solar que tiene atmósfera. Esta atmósfera envuelve al satélite en una bruma anaranjada que impide ver la superficie, pero por suerte, es transparente al radar.

La sonda Cassini está equipada con un sofisticado radar capaz de construir imágenes del terreno con una gran resolución. Gracias a él ha sido posible descubrir que en Titán hay grandes lagos o pequeños mares llenos de un líquido que no es agua sino una mezcla de hidrocarburos: metano y etano, los principales componentes del gas natural que consumimos en la Tierra.

Pero en Titán la temperatura es tan baja que el metano y el etano se encuentran también en estado líquido y están sometidos a un ciclo similar al del agua en la Tierra. En Titán llueve, incluso nieva hidrocarburos.

La lluvia modifica el paisaje, los líquidos bajan por las laderas provocando erosión, construyendo cauces por los que acaban fluyendo ríos, que desembocan en lagos o mares en las zonas bajas del terreno.

Esto es lo que ha “fotografiado” el radar de la Cassini: un gran río de unos 400 Km de longitud al que los investigadores de la misión llaman “Pequeño Nilo”.

Las masas líquidas son planas y reflejan la señal del radar como espejos. Aparecen completamente negras en las imágenes. La tierra firme es irregular, refleja la señal de manera mucho más difusa y aparece moteada en gris.

Esta imagen habla por sí sola. Inevitablemente nos recuerda a los ríos de la Tierra. 
 
Gran río en Titan descubierto por la misión Cassini

Para ver la noticia original:  NASA
Para saber más sobre Titán: libro publicado por el CSIC

Autor: Ángel Pérez Navarro, alumno del máster en Astronomía y Astrofísica (VIU), curso 2012/2013.